En el complejo sistema de la seguridad social en México, existen dos instituciones fundamentales que a menudo se confunden, pero que operan bajo reglas muy distintas. Por un lado, está el IMSS, que se encarga de la iniciativa privada. Por el otro, el protagonista de nuestro artículo de hoy: El ISSSTE.
Para millones de mexicanos que desarrollan su vida profesional al servicio del Estado (maestros, médicos, burócratas, etc.), entender qué es y cómo funciona el ISSSTE no es un tema de cultura general, pero sí una cuestión clave de salud financiera.
Muchos trabajadores no comprenden que el ISSSTE es una aseguradora integral que gestiona tu vivienda, tu liquidez inmediata y, especialmente, el capital con el que vivirás cuando decidas retirarte.
En este artículo analizaremos la estructura del ISSSTE, los dos regímenes de pensión que debes comprender sí o sí, además de los seguros “ocultos” que protegen a tu familia.
Tabla de contenidos
¿Quiénes pertenecen al ISSSTE?
Antes de explicar en detalle los datos elementales, es fundamental entender quiénes deben estar interesados en saberlo.
El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) es un organismo público y descentralizado. Se fundó en 1959 con la finalidad de administrar los seguros, prestaciones y servicios de los empleados del Gobierno Federal y de las entidades federativas que tengan convenio con él.
La diferencia entre ISSSTE e IMSSS
La principal clave para diferenciarlas es la siguiente:
- IMSS (Apartado A): Para trabajadores de empresas privadas
- ISSSTE (Apartado B): Para trabajadores al servicio del Estado
La diferencia no es solo el nombre: las reglas de cotización, los montos de la pensión que recibirás o los beneficios de vivienda son completamente distintos.
Según el Anuario Estadístico del ISSSTE, este brinda cobertura a más de 13.7 millones de personas, esto incluye no solo a aquellos trabajadores activos, sino a pensionados, familiares y cónyuges. Es una red de protección social masiva.
Los 21 seguros y prestaciones
La Ley del ISSSTE es una de las más generosas en relación a la cobertura que ofrece a sus miembros. A diferencia de un seguro de gastos médicos mayores privados, que solo cubriría cuestiones de salud, el instituto está obligado por ley a otorgar 21 seguros y prestaciones distintas.
Frecuentemente se agrupan en las siguientes cuatro categorías:
- Seguro de salud: Atención médica preventiva, curativa y de maternidad, así como rehabilitación física y psicológica.
- Seguro de riesgos de trabajo: Protección económica al 100% de tu sueldo si sufres un accidente laboral o una enfermedad profesional.
- Seguro de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez: En otras palabras, tu pensión.
- Préstamos personales: Una fuente de financiación con tasas de interés preferenciales.
El gran error que no debes cometer
Muchísimas personas se llevan confundiendo desde 2007 debido a la falta de información en relación a un punto crucial: Desde 2007 existen dos regímenes distintos.
Por un lado tenemos el Régimen del Artículo Décimo Transitorio, es decir, el antiguo modelo. Este se aplica a todos aquellos trabajadores que estaban activos desde antes de la reforma de 2007, pero específicamente a aquellos que eligieron no cambiar al nuevo régimen.
En el régimen antiguo tu pensión se calcula tomando como base el sueldo básico del último año de trabajo. Se basa en una tabla de edad y años de servicio, que va aumentando poco a poco. La ventaja es que tienes una pensión concreta, en la que sabes más o menos cuanto cobrarás, además de ser vitalicia. La desventaja es que el tope máximo es de 10 UMA (Unidad de Medida y Actualización), lo cual supone una reducción de ingresos para aquellos trabajadores públicos que tenían un sueldo más alto de 10 UMAs.
Por otro lado, tenemos el Régimen de Cuentas Individuales, el nuevo modelo. Este se aplica a aquellos que decidieron cambiarse o que comenzaron a trabajar para el Gobierno u otra institución pública después del 1 de abril de 2007.
Funciona de forma idéntica a las Afores: Tienes una cuenta individual (normalmente PENSIONISSSTE, aunque puedes cambiar la Afore) donde se irán acumulando tus aportaciones, las del Ahorro Solidario y las del Estado.
¿Qué es el Ahorro Solidario?
El Ahorro Solidario es una herramienta exclusiva del ISSSTE. Por cada peso adicional que tú ahorres de forma voluntaria, la dependencia donde trabajas deberá poner 3.25 pesos. Así, estamos hablando de un rendimiento constante del 325%, algo muy destacable, aunque existe un tope de aportaciones al ahorro solidario.
FOVISSSTE, el otro Infonavit
Dentro de la estructura del ISSSTE existe el Fondo de la Vivienda (FOVISSSTE), que no es otra cosa que el equivalente de Infonavit, solo que para los trabajadores del sector público.
Este fondo te da derecho a comprar, construir o remodelar tu vivienda recibiendo un crédito del Estado. El crédito se paga mediante descuentos en tu nómina, generalmente un 30% de tu sueldo básico.
El saldo del crédito se va actualizando en UMAs, haciendo que la deuda crezca si esta se revaloriza y no has hecho suficientes aportaciones a capital, aunque actualmente se están lanzando programas para convertir la deuda a pesos.
Por fortuna, si no has utilizado tu crédito FOVISSSTE, el dinero que apartan de tu salario trimestral (normalmente el 5%) para las aportaciones obligatorias seguirá estando disponible para ti. Cuando te retires, ese monto se sumará a tu fondo de pensión para que te sea integrado de manera íntegra, o bien para incrementar el monto de tu renta vitalicia.
Conclusión
El ISSSTE es una institución fundamental para millones de mexicanos, ya que se trata del paraguas de la seguridad social para los trabajadores del Estado. Tiene problemas, pero sigue siendo la institución más importante para tus finanzas personales si eres trabajador público.
Recuerda verificar tu régimen para saber si estás en el antiguo régimen o en el nuevo, revisa tu Afore para decidir si prefieres cambiarte, analiza los topes al Ahorro Solidario y procura llevarlo a cabo. Por último, asegúrate de que tus beneficiarios estén dados de alta en la clínica y en tu Afore, ya que es la única forma de que los seguros de vida y sobrevivencia puedan funcionar correctamente en caso de que suceda algo.