Llegar a la edad de retiro es, paradójicamente, uno de los momentos de mayor vulnerabilidad financiera en la vida de una persona. Durante décadas nos hemos enfocado en la fase de acumulación (aportar a la Afore, ahorrar en la alcancía, etc.), pero al cruzar el umbral de los 65 años entramos en la fase de desacumulación, un terreno desconocido y que genera mucha preocupación.
Aquí surge la pregunta más aterradora para cualquier pensionado: ¿Qué pasa si vivo demasiados años y mis ahorros se acaban antes de que yo fallezca?
Este es el “riesgo de longevidad”. Vivir más de lo habitual es una bendición, pero puede ser una maldición financiera si no hemos planificado nuestras finanzas. En este escenario, surge la opción de la renta vitalicia, uno de los instrumentos de Seguridad Social que más interés despierta.
Esto se debe a que la renta vitalicia es sinónimo de que, pase lo que pase, recibirás ingresos mensuales hasta el último día de tu vida. En este artículo vamos a explicar todo lo que necesitas para entender qué es, cómo funciona y todo aquello que necesitas para comprender esta herramienta financiera.
Tabla de contenidos
¿Qué es la renta vitalicia?
La renta vitalicia es un contrato irrevocable de seguro de pensión. Es la modalidad de retiro bajo el régimen de cuentas individuales donde el trabajador transfiere el saldo acumulado en su Cuenta individual de la Afore a una compañía de seguros (o aseguradora).
A cambio de entregar los recursos acumulados en tu afore durante toda la vida laboral, la aseguradora se compromete legalmente a pagarte una pensión mensual durante toda tu vida, sin importar si vives hasta los 70, 80, 90 o, ya puestos, los 110 años.
La diferencia entre Afore y aseguradora
Es esencial comprender que, al elegir una renta vitalicia, dejas de tener relación con tu Afore para el pago de tu pensión.
En la Afore tu dinero tiene un saldo finito. Si lo retiras poco a poco, eventualmente acabará por terminarse. En cambio, con la aseguradora compras un “seguro de ingreso”. La aseguradora asume el riesgo financiero y de longevidad. Si vives 40 años más la aseguradora deberá pagarte más de lo que han ganado contigo, pero si vives menos de ciertos años, la aseguradora saldrá ganando.
No sirven todas las aseguradoras
Las aseguradoras que ofrecen este servicio deben estar especializadas en pensiones y estar estrictamente reguladas y supervisadas por la CNSF. Así, se garantiza la seguridad jurídica del contrato y tus ingresos.
¿Cómo puedes conseguir la renta vitalicia?
El proceso de acceso a una renta vitalicia es más complejo de lo que puede parecer. Debes cumplir ciertos requisitos de semanas cotizadas y edad, así como seguir un procedimiento formal ante el instituto correspondiente, ya sea el IMSS o el ISSSTE.
- Saldo y monto constitutivo: Para acceder a la renta vitalicia, el saldo de tu cuenta individual en la Afore debe ser suficiente para cubrir lo que se denomina el monto constitutivo. Se trata de la cantidad de dinero necesaria para financiar tu pensión de por vida.
- Seleccionar la aseguradora: El IMSS o tu Afore no te pueden imponer a la aseguradora. Tú tienes el derecho a elegir la que prefieras, siempre y cuando cumpla con la regulación. A través del Documento de Oferta el IMSS muestra las diferentes opciones de las aseguradoras que prestan este servicio, mostrando además qué pensión mensual te ofrece cada una a cambio de tu saldo.
- Contrato irrevocable: Una vez que eliges la aseguradora y se elige el contrato, se transfieren los recursos de la Afore a tu aseguradora. Recuerda que una vez haces esto, no podrás arrepentirte, cambiar de modalidad ni pedir que te devuelvan el dinero en una sola exhibición. Has comprado un producto de por vida.
Ventajas de la renta vitalicia
Esta herramienta financiera no es perfecta, pero desde luego cuenta con una serie de ventajas. Las más citadas suelen ser:
Te protege en caso de longevidad
Como mencionamos al inicio, el mayor problema financiero que puedes tener en tu vejez es que tus ahorros se agoten. La renta vitalicia elimina esta posibilidad, garantizando el pago desde el momento de tu retiro hasta tu fallecimiento. Es la única forma de asegurarte de que, pase el tiempo que pase, contarás con ingresos.
Te protege de la inflación
En todo el mundo, pero especialmente en México, el dinero guardado bajo el colchón pierde su valor cada año por culpa de la inflación. Un billete de 1000 pesos guardado hoy comprará mucho menos dentro de 10 años. Es aquí donde entra en juego la gran ventaja de la renta vitalicia: Por ley, la renta vitalicia debe actualizarse cada febrero conforme a la inflación que se haya producido durante el año.
Esta subida de tu renta vitalicia se calculará a partir de lo que suba el Índice Nacional de Precios al Consumidor, protegiendo tus ingresos a lo largo del tiempo y permitiendo que sigas cubriendo dentro de 10 años los mismos gastos que puedes cubrir ahora.
Seguro de sobrevivencia
Puedes contratar un seguro de sobrevivencia al firmar la renta vitalicia, garantizando que incluso cuando el titular fallezca los familiares dependientes (esposa, hijos menores o con discapacidad, etc.) sigan percibiendo parte del patrimonio de forma mensual.
Conclusión
Antes de firmar cualquier contrato de renta vitalicia debes tener en cuenta ciertos factores críticos para no caer en sorpresas.
El primero, que el contrato es irrevocable. Una vez autorizas la transferencia de los fondos a la aseguradora, pierdes la liquidez del capital total. No puedes pedir un adelanto grande para una emergencia ni para comprar una casa. El dinero solo te será entregado de forma mensual.
Segundo, que si tu saldo supera el monto constitutivo requerido para solicitar la renta vitalicia, tienes derecho a contratarla incluso si retiras el excedente en una sola exhibición, pudiendo utilizarlo así para otras cuestiones.
Tercero y último, para que el seguro de sobrevivencia funcione tus beneficiarios deberán estar correctamente registrados ante el IMSS o el ISSSTE, asegúrate de que todo esté en orden en este aspecto, ya que un error administrativo puede dejar a tu familia sin beneficiarse del merecido seguro de sobrevivencia.