Las empresas Factureras han vuelto a la primera plana después de que Grisel Galeano, Procuradora Fiscal de la Federación, haya informado de que la Procuraduría ha presentado 59 denuncias en tres años en relación a las factureras.
Las denuncias se produjeron en el contexto de la Cámara de Diputados, ante la que compareció para explicar la estrategia de financiación planteada para 2026.
De acuerdo con Galeano, las factureras han sido las responsables de un engaño que desvió miles de millones de pesos.
Por ello, ahora la procuraduría plantea que acabar de una vez por todas con esta maquinaria del fraude supondría un considerable aumento de la financiación pública, aumento que no supondría un incremento de los impuestos.
Tabla de contenidos
Qué son las Factureras o EFOS
Las factureras son empresas que emiten facturas de operaciones ficticias, inexistentes o simuladas.
A las empresas factureras también se las conoce como EFOS, de acuerdo con la definición técnica del Sistema de Administración Tributaria (SAT). El acrónimo EFOS corresponde a Empresas que Facturan Operaciones Simuladas.
Las empresas factureras o EFOS tienen un cometido: hacer que los negocios puedan aumentar los gastos de forma falsa, y por tanto, en teoría y a ojos del fisco, la empresa debe pagar menos impuestos porque su margen de beneficios es menor del real.
Estas empresas cobran comisiones por cada factura elaborada, aunque lo cierto es que realizan tanto operaciones reales como operaciones ficticias.
La lógica detrás de que no solo realicen operaciones ficticias, sino también reales, es que a las autoridades les resulta mucho más difícil detectar el fraude fiscal.
En el caso de las facturas ficticias, sencillamente emiten facturas correspondientes a compraventas de bienes o servicios que no se han producido.
Qué son las EDOS
La otra cara de la moneda de las Factureras (EFOS) son las EDOS. En este caso, el acrónimo corresponde a Empresas que Deducen Operaciones Simuladas. Las EDOS no emiten facturas, pero guardan una estrecha relación con las factureras, ya que son las que demandan sus servicios.
En este caso, la función de la EDOS es comprar facturas o comprobantes fiscales digitales a las EFOS, específicamente las facturas simuladas o falsas.
Las EDOS compran las facturas a las factureras por un porcentaje del precio de la factura ficticia, y con esa factura simulada reducen la base imponible y cometen otros tipos de fraude.
El alcance del fraude de las factureras
Las factureras son un problema muy extendido para la recaudación fiscal, y por tanto para la economía mexicana, ya que el dinero que se deja de percibir debido a la evasión fiscal se acaba traduciendo en un aumento de los impuestos para todos los ciudadanos mexicanos, sean evasores fiscales o no.
Solo entre 2014 y 2019 el Servicio de Administración Tributaria consiguió detectar más de 8 000 empresas fantasmas especializadas en la emisión de facturas falsas, las cuales alcanzaron un monto combinado de 1.6 billones de pesos, y lo cierto es que las evidencias apuntan a que el problema es muy superior a estas cifras.
Para contextualizar estas cifras, el fraude anual detectado es equivalente a más del 1% del Producto Interno Bruto Mexicano.
En lo que va de 2025, la administración ha procesado a más de 12 000 ciudadanos mexicanos involucrados en la evasión fiscal a través de factureras, pero con las herramientas actuales ha sido imposible acometer la gravedad real del problema. Algo que la administración pretende resolver a partir de ahora, aunque todavía no está claro cuál será la estrategia y herramientas empleadas.
El peligro de las factureras
Contratar los servicios de empresas factureras implica más riesgos que las propias sanciones, que ya de por sí son bastante considerables a nivel económico y penal.
Sin embargo, al peligro que suponen las repercusiones legales obvias, se suma el riesgo reputacional y la posibilidad de verte involucrado dentro de esquemas de lavado de dinero, así como relaciones con el crimen organizado que pueden desembocar en situaciones todavía problemáticas que las ya mencionadas.
Es por esto que es muy importante verificar que la empresa con la que mantengas relaciones comerciales no sea una facturera ilegal, aunque pueda aparentar serlo.
Cómo evitar a las factureras
Existen distintas recomendaciones a tener en cuenta si queremos asociarnos con estas empresas.
Para comenzar, siempre es aconsejable consultar si la empresa en cuestión forma parte de alguna Lista Negra, como por ejemplo las Listas Negras del SAT, en las que figuran los contribuyentes que están bajo vigilancia del fisco.
Si no están en la lista negra, puedes consultar, a través de OCR y geolocalización, si su domicilio fiscal está en el mismo sitio en el que se ubica el negocio aparentemente, así como si cambian el domicilio fiscal frecuentemente, ya que ambos pueden ser indicadores de algo sospechoso.
Uno de los indicadores más llamativos suelen ser que el giro de la empresa no proporcione información clara sobre sus servicios y actividad económica, como por ejemplo dar información muy vaga o ambigua sobre a qué se dedican, ya que no pueden especificar su actividad real ni quieren limitarse a un único sector económico.
Es posible también detectar a las factureras si vemos que la empresa no cuenta con activos financieros, un historial estable de clientes o servicios a largo plazo.
Por último, las autoridades recomiendan comprobar que los socios de la empresa sean localizables mediante documentación oficial, así como que las identificaciones sean verificables, en caso de necesidad, ante el Registro Nacional de Población, para descartar posibles fraudes de suplantación de identidad o falsa identidad.
Conclusión
Las empresas factureras en México, también denominadas EFOS o empresas fantasma son empresas especializadas en la evasión fiscal, ofreciendo sus servicios para ayudar a ciertas empresas con actividad real (EDOS) a pagar menos impuestos simulando que el margen de beneficios es menor.
Si bien puede parecer tentador contratar los servicios de una empresa facturera para pagar menos impuestos por tu negocio, lo cierto es que las consecuencias negativas a medio y largo plazo son muy reales.
A esto se suma que el fisco es claramente consciente de que, hasta ahora, no han tenido las herramientas suficientes para detectar, perseguir y castigar estas actividades, pero como ha afirmado la procuradora fiscal, esto se va a acabar.